escrito por: Xabi Olano
Hoy hemos llegado a El Calafate, cerrando así la
primera parte de la
Expedición. Han sido días de palear mucho, principalmente en
muy buenas condiciones, en los ríos Eléctrico y Las Vueltas, y después en los
lagos Viedma y Argentino, navegando por el río La Leona de entre los lagos.
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De camino hacia el Glaciar Marconi |
El río Marconi fue un desafío. Las
lluvias de los últimos días hicieron que el caudal subiera, y se notara mucho
en su parte encañonada. Tal fue así, que no pudimos realizar todos los pasos
que, a priori, íbamos a hacer. Pero pudimos hacer la más bonita y codiciada, el
salto de unos 6-7 metros, al que le pusimos el nombre de cascada Irauli. Para
mí, que es la primera vez que hago un cañón de este tipo, fue todo un reto. Los
nervios a flor de piel, y repasando mentalmente los movimientos para el salto. Pude
ver las líneas de Mikel y Aitor, y eso me ayudó. No hice el mejor salto de mi
vida, pero fue un paso adelante. Ahora tengo ganas de bajar más de esos.
Lamentablemente, las condiciones de aquella tarde, nevando y con mucho frío, y
las del propio cañón con mucha agua dificultaban hacer nuevamente el salto y
mejorar, por lo que bajamos hasta el primer refugio entre la nieve que caía
desde el glaciar Marconi.
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Esperctacular Glaciar Marconi |
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Mikel en la entrada a la cascada Irauli |
Más adelante el río lo bajamos sin ningún
sobresalto. El tramo bonito de Las Vueltas fue espectacular, con muchísima
agua, con su primer rápido rugiendo con toda el agua de color marrón. Un paso
que cambió mucho de los días anteriores en los que pudimos bajar este tramo.
Y tras tres días desde que comenzamos a ascender
con las piraguas a las espaldas, llegamos a la etapa del kayak de mar. Unos
kayaks que nos ha cedido amablemente Alberto del Castillo, conocido montañero
Argentino y dueño de la empresa Fitz
Roy Expediciones, y la empresa MIL Outdoor
Adventure. El último tramo de Las Vueltas, muy tranquilo, lo
bajamos con estos kayaks, llegando a picos de velocidad de 21km/h. Ha sido una
gozada remar con estos kayaks en corrientes.
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Espectacular la vista del Fitz desde el río Las Vueltas |
Al bajar al lago Viedma comenzamos a notar ya algo
de brisa, proveniente del glaciar. Allí costó un poco más avanzar, pero los
kayaks se portaron fenomenal. Cerca del glaciar se levantó el viento, que nos
arrastraba hacia los témpanos en cuanto parábamos para contemplar el majestuoso
frente del Viedma. Fue un gran espectáculo ser testigos a la mañana siguiente
de desprendimientos gigantescos de hielo cayendo al lago. Vimos cómo el
glaciar, poco a poco, va perdiendo terreno, y retrocede a causa de las cada vez
más cálidas temperaturas del Planeta.
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Explorando una cueva de hielo debajo del Glaciar Viedma |
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Cómo se agradece el sol! |
A partir de aquello los días transcurrieron
soleados y sin viento, teniendo un lago totalmente plano, sin olas, sin
rugosidades, totalmente glassy
como se dice en la jerga del surf. Los kayaks cortaban el agua como una
cuchilla caliente la mantequilla, y avanzamos muy rápido por sus aguas, sin oír
siquiera el ruido de ningún chapoteo. El silencio en el centro del lago es
sobrecogedor, comparable al que se experimenta en algunas montañas remotas.
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Tras comer que no falte la siesta |
Durante el día el sol calentaba bastante, y mucho
para lo que es esta parte de la Patagonia. Pero al caer la noche las temperaturas
rondaban los 0ºC, incluso menos, y las noches fueron frías e incómodas para
nosotros, así como los amaneceres. El frío nos ha ralentizado mucho, y los
comienzos han sido algo tardíos, apurando hasta después de la puesta para
acampar de nuevo.
La llegada al río La Leona no fue como la
imaginábamos. Pretendíamos llegar para el final del día, ya que había que remar
muchos kilómetros, pero un contratiempo nos retraso lo suficiente como para
tener que hacer noche todavía a orillas del lago Viedma. Nos fallaron las
referencias geográficas que teníamos, algo escasas del contorno del lago. Una
vez en La Leona
fue coser y cantar, ya que nos empujaba la corriente.
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Río La Leona |
Durante todos estos días, además de palear, hemos
ido tomando imágenes y captando momentos muy hermosos de este maravilloso
paraje, para el deleite y disfrute de todo el público. Estas filmaciones son
parte del día a día, por lo que paramos para captar todo aquello que merece la
pena, desde paisajes y accidentes geográficos deslumbrantes, hasta la flora y
fauna, que es muy diversa y exótica para nosotros.
Finalmente hemos remado el último tramo de esta
primera parte hoy, desde la desembocadura de La Leona hasta la ciudad de El
Calafate, cruzando por el lago Argentino. Aquí hemos notado algo de viento,
pero nada reseñable con lo esperado. Al llegar a la ciudad nos han alegrado la
vista unos preciosos flamencos rosados, que descansaban en la marisma frente a
la ciudad, junto con otras muchas especies de pájaros, como los Kaukenes.
Ahora toca recargar pilas, las de las cámaras,
asearnos un poco, reaprovisionarse y planificar las siguientes etapas. Aun queda
un largo camino por delante, ¡esto ya no ha hecho más que empezar!